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Eneatipos (la filosofía) VENDIDO


 

Oleo sobre madera texturada 44x78 2001
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Este cuadro nace del Eneagrama, corriente en psicología que propone la existencia de 9 tipos de caracteres posibles y de 9 neurosis asociadas a ellos, que serían el origen de todo sufrimiento psíquico, uniendo cada uno de estos caracteres a una pasión dominante, es decir, a nuestra cara oscura, a lo que nos aleja del núcleo real de nuestro ser y nos impide acceder a la plenitud. Nos describe como un dado de 9 caras, apoyándonos alternativamente en una u otra, todos en algún momento tenemos algo de cada eneatipo, sin embargo es uno y no otro el que más pesa, el que más duele, el que está en el centro de nuestro ser . Aprender a vivir con él es superarlo.
Muy esquemáticamente planteado y sólo a efectos de interesar al lector en el tema, los eneatipos presentados son los siguientes:
El 1, cólera y perfeccionismo, caracterizado por la “rectitud.” Representado aquí con unas “tablas de la ley”. Rígidamente construido, él no puede salir de la norma, exigente y deseoso de “mejorar” a los demás. Es organizado y eficaz, pero es prisionero de esos “deberías”; su cólera está vuelta también sobre sí mismo. Carente de espontaneidad, tiene enormes problemas apara entrar en la esfera de los sentimientos.
El 2, orgullo e histrionismo. Es un personaje que no tiene nada, porque aparentemente no tiene necesidad de nada, se basta a sí mismo. Representado con una mano sobre el pecho, posando en una actitud teatral de orgullo, siempre listo a ayudar para reafirmar su propia imagen de seguridad. Vive seduciendo para obtener la aprobación ajena, para que los demás lo vean como se ve así mismo: grandioso. Su necesidad de afecto real ha desaparecido, desarrolló una independencia a toda prueba; lo que busca es que lo amen, no por su ser real, sino por la imagen que tiene de sí; su ser real ha sido ferozmente reprimido.
El 3, vanidad y orientación mercantilista. Representado por una flor y un espejo, enamorado de la imagen idealizada de sí mismo, encantador y pleno. Lejos de su ser real, solo reconoce y expresa los sentimientos “correctos”. Es jovial, poco profundo, adulador. Se siente inferior al prototipo que idolatra; si se deprime, inunda su vida de trivialidades. Todos sus actos son destinados a su « audiencia» y responden a la necesidad frustrada de ser visto. Es combativo y ambicioso. Como termina por creerse su máscara, pierde la capacidad de sentir.
El 4, envidia y masoquismo. Aquí está inmensamente sólo, rodeado de un gran espacio vacío, mirando sus manos vacías: no tiene nada. La frustración y sensación de vacío son causa de su envidia, como si los otros tuvieran algo que él no tiene. Insatisfecho, Puede parecer feliz, pero es sólo un escape de la tristeza eterna. Se compara con los que viven feliz y simplemente. No ser “simple” le da el sentimiento de ser especial, y hay algo de noble, de aristocrático en su dolor. Es el más apasionado, sublima su sensación de vacío y dolor crónico a través del amor conyugal o del arte.
EL 5, avaricia y desencanto patológico. Representado con las manos escondidas tras la espalda, una venda en la boca, porque si tiene algo, no nos lo mostrará, ni nos lo dirá. Indiferente, resignado, renuncia estoicamente a lo exterior y se encierra en sí mismo por no correr el riesgo de que le roben alguna cosa. Tiene un fuerte miedo a la dependencia y prefiere la soledad a la aventura poco prometedora de una relación; tiene miedo de lastimar y al mismo tiempo, miedo de ser devorado por el otro. Tiene en general, una mala imagen de sí
Le 6, cobardía, carácter paranoide y acusativo. Agresivamente desconfiado. Combina una evaluación excesiva de sí con la incertidumbre. Su hipersensibilidad al rechazo, al sentimiento de estar en falta y de humillación le complica generar relaciones, a menos que se le de una completa garantía de aceptación sin crítica. Este miedo a la experiencia produce “intelectuales”  y devotos de la razón, lejos del sentimentalismo, vueltos hacia lo teórico, y es por ello que es representado aquí con el rostro disimulado tras un libro.
El 7, gula, fraude y narcisismo. Su cabeza está encerrada en una TV  yen su mano, un sombrero de donde saca conejos. Es el típico charlatán, lleno de un deseo feroz de poseerlo todo, de “tragarse” todo. Es arrogante y sus fantasías no tienen límite, pero cuando se le pincha la burbuja, cae en un abismo de sentimientos de tristeza y vacío. Es un soñador en búsqueda permanente de fantasía y aventura, y si no las encuentra, las inventa. Incapaz de respetar sus compromisos, jamás se sentirá culpable, pero es todo una ilusión para disimular su inseguridad, en una lucha desesperada para negar el sufrimiento.
El 8, sadismo y lujuria. Sensación de no estar suficientemente vivo por lo que es el más insensible. Niega totalmente la interioridad, impulsivo y violento, jamás siente miedo, busca la gloria con intensidad suprema, en una especie de venganza contra todos, respondiendo a una humillación que puede haber sentido. Cree que en el fondo, todo el mundo es malo y que los buenos gestos nos pura hipocresía. Plenamente autosuficiente porque en el fondo se siente excluido de la vida. Le vemos aquí con una lanza y un látigo.
El 9, adaptación, pereza, inercia. Gentil, generoso, laborioso, tranquilo, disfruta, pero o es más que el resultado de una evasión total de la interioridad. Permite a los demás decidir  por él, es apático. Rutinario, resignado, Sus sentimientos son alterados por una falta de memoria y renuncia de sí. Parece el más “sano” de todos, porque es justamente el mejor adaptado ala sociedad. Lo representé con una caja en la cabeza, porque refiere simplemente, no ver.
Vemos también un espiral de luz que emana de la única sección gris del cuadro, el núcleo de la neurosis, el gris en nosotros, y que termina en una ventana porque la salida existe, no sé exactamente cómo es, pero al final, seguramente, hay un cielo despejado
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La chute de Venus (los sueños) NO DISPONIBLE

Óleo sobre lienzo 60x80 2008
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La vuelta a la figuración que propongo no es un simple regreso a lo “real”. Tras 50 años de experiencias más o menos abstractas, podemos sentir cómo la gente tiene necesidad de encontrar algo “legible” en un cuadro. Aún cuando sé el riesgo que tomo, porque las instituciones artísticas dictan otra cosa, yo defiendo la idea de un arte que pueda hablar no solamente a los “conocedores” sino a todos quienes tengan un grado de sensibilidad. Quiero un arte que pueda despertar la imaginación, tan necesaria hoy en día.

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Mallorca (los lugares) VENDIDO

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Los 4 cielos (los sueños) VENDIDO

 
Oleo sobre lienzo 1999
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Nórdico (los lugares) VENDIDO

 
Oleo sobre lienzo
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Pesca (la filosofía)

 
Oleo sobre madera texturada
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Negra (la gente)

 
Lápiz sobre papel, 23x16, 2003



Los retratos son mucho más que la copia más o menos sitemática de facciones. Tal como yo lo entiendo, la cara es una expresión del alma, quizás la más clara y a través de los retratos es ese fondo lo que me gustaría alcanzar. Algunos de estos retratos son tomados de modelos al natural y otros de fotografías. No son personajes conocidos, son seres anónimos, hombresy mujeres que abren su interioridad a través del gesto.
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Retrato de dalí (los sueños)

 
Oleo sobre carton